jueves, 13 de diciembre de 2012

Nocturno estrellado

Hoy la noche es mágica, extraordinaria. La mar ha calmado, el viento es favorable, del suroeste por la aleta de estribor. El velero navega seguro y veloz rumbo a la isla balear de Cabrera. A pesar de estar en diciembre no hace demasiado frío y la humedad es soportable. El cielo está limpio de nubes y cuajado de estrellas brillantes y luminosas.

Nunca he visto la Osa Mayor tan baja y próxima al horizonte líquido que nos rodea. Su estrella más baja parece estar a escasa distancia del agua y, más arriba, rutilante en medio de un campo de estrellas más pequeñas aparece la Estrella Polar, guía insustituible, luminoso faro de todos los navegantes del hemisferio norte desde tiempos inmemoriales.

Es sobrecogedor mirar hacia arriba y ver esa maravilla cósmica que es el cielo nocturno y quizás, por ser tan diferente al que vemos de día, quedamos sobrecogidos ante su profunda oscuridad y magnitud, donde cada estrella es un punto luminoso solitario o agrupado en variadas constelaciones que los antiguos pusieron nombres tan sugerentes como Casiopea, Acuario, Orión, Castor y Polux...

Atrás quedaron los reflejos lumínicos de Ibiza y Formentera y, aunque la noche es muy oscura, la sensación de paz se apodera del espíritu y te relaja con su negro esplendor. Horas más tarde, llegados a Cabrera y fondeados en su resguardada bahía, las posición de las estrellas a cambiado, la Osa Mayor está más alta, en posición vertical, y la Estrella Polar ocupa el centro del firmamento nocturno.

Poco después de amanecer zarpamos tomando rumbo noreste.

Amanecer en la mar

Al poco tiempo distinguimos el faro de Punta Salinas, en la zona más al sur de la isla de Mallorca, una torre blanca que surge en medio de un edificio bajo también blanco rodeado de pinos.


Faro de Punta Salinas. Mallorca

Horas después, cuando el viento que llega de popa ha subido y levantado grandes olas que hacen la navegación mucho más incómoda, distinguimos el faro que marca la entrada a la ensenada de Porto Colom, donde fondearemos para hacer noche. Antes de llegar un par de delfines se acercan, se sumergen y saltan ante la proa del barco. Tras jugar un rato se alejan; ellos son mucho más rápidos que nosotros.


Faro de Porto Colom. Mallorca

A la mañana siguiente la mar sigue encrespada y el viento es aun más fuerte. De vuelta a Cabrera el primer islote del archipiélago llamado Na Foradada aparece como una roca adelantada, en medio de la cual vemos un pequeño faro de franjas blancas y azules, en fuerte contraste con el color de las piedras. 


Faro de Na Foradada. Cabrera


Castillo y promontorio a la entrada de la ensenada de Cabrera


La abrigada y tranquila ensenada de Cabrera


Zarpamos al atardecer, el viento ha caído y ya en plena noche al aproximarnos a Formentera encallamos en arena. Afortunadamente, en poco tiempo el barco queda libre, meciéndose en el suave oleaje al abrigo de la zona de Espalmador. Otra vez el cielo está lleno de estrellas y para completar la maravilla aparecen las estrellas fugaces, la mayoría muy breves, pero una de ellas tiene como recorrido un enorme y brillante arco de luz. Poco después, surgiendo de la mar sale la luna, como un delgado y sonriente gajo de luz anaranjada.

Tras otro día de navegación, próximos a la bahía de  Alicante, un bello atardecer nos marca la vuelta a la realidad.


Atardecer de vuelta a la realidad




7 comentarios:

  1. Bonitas fotos e inimitable relato. Enhorabuena. Un abrazo Charo.

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    1. Gracias a ti Charito, por seguirme, por leer cada una de las entradas y por tus palabras de ánimo. Muuua!!!!

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  2. Sin duda, una singladura colmada de estrellas y destellos de luces de faros que reflejan su luz en la estela del velero. Apasionante es la palabra.

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    1. Desde que narro mis travesías a través de este blog he de decir que, cuando navego, ya estoy pensando en como reflejarlas, y de hecho en esta última fui tomando notas para ello. Un saludo.

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  3. El relato emana auténtica paz de espíritu, fruto del intenso goce de cada momento, percibido como un relámpago de luz en la incertidumbre vital. Tal vez esta cualidad sea un regalo de la vida para compensar nuestras limitaciones.

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    1. No se lo que es. Quizá solo sea el impacto que causa contemplar la naturaleza en toda su grandeza y autenticidad

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