Es agua, laguna e islas. Canales y puentes. Barcos, góndolas
y embarcaderos. Plazas y calles; pasajes, soportales, arcos y pórticos.
Es arte. Arquitectura bizantina, gótica, renacentista,
barroca, neoclásica... La
basílica de San Marcos y su esbelto campanile,
270 iglesias de las 300 que llegó a tener, con sus campanarios y torres,
algunas ahora inclinadas al ceder sus cimientos por la tremenda humedad.
Palacios con sus grandiosas fachadas, de mármol, de ladrillo, de estuco. Pórticos
y balcones, ventanales, rejas, celosías, columnas, tejados, chimeneas, aleros,
terrazas.
La basílica de San Marcos y la Torre del Reloj desde el campanario
Uno de los palacios del Gran Canal
Es mármol, blanco, puro, brillante; también sucio, deshecho,
corroído, pútrido. Es ladrillo y cristal, vidrio, hierro, óxido, bronce, plomo,
latón, madera y cal.
Palacio Ca d´Oro, cuyo nombre es debido a que originalmente
la fachada estuvo recubierta de láminas de oro
Es pintura y pintores: Leonardo y su “Canon”, Tintoretto, Veronese, Tiziano, Tiépolo embelleciendo con
sus obras palacios e iglesias, o sirviendo de inacabable inspiración a
Canaletto, a Guardi… Y su Bienale.
Canaletto: "San Marcos el día de la Ascensión"
Es escultura, griega, romana, bizantina, renacentista... Y escultores:
Donatelo, Cánova… Es música con Vivaldi. Es ópera en La Fenice. Es teatro, es
cine.
Escalera de los Gigantes en el Palacio Ducal
Es humedad, viento, bruma, niebla. Oleaje, estela y espuma.
Hierba, musgo, hojas, algas. Jardín, árbol, hiedra, enredadera, maceta. Pozos,
barandillas, escaleras.
Es color: blancos, rojos, ocres, verdes, grises, azules,
sienas, dorados, cárdenos, amarillos, negros.
Museos. Comercios, cafés, hoteles, bares, restaurantes, trattorias,
pizzerías… Y Carnaval. Y máscaras.
Y, no lo olvidemos, es belleza, preciosismo, lujo, orgullo,
altanería, prepotencia y megalomanía en su Palazzo Ducale, pero también miedo,
frio, suspiros, gritos y terror en sus cárceles.
Personas y animales. Gondoleros. Viajeros, residentes,
extraños, turistas. Paseantes, observadores, novios, parejas, jóvenes, viejos,
niños, abuelos, enamorados, religiosos, comerciantes, mirones. Palomas,
gaviotas. Y por supuesto su orgulloso León Alado
Todo en ella es admirado, anhelado, envidiado, querido,
odiado. Mostrado, expuesto, visto, observado. Está solo, o es recóndito,
privado, escondido, tapado, oculto.
Estrecho o angosto.
No todo en Venecia son palacios
Pero también es amanecer, bruma, frescor, campanas, luz,
sombra, sol, paseo, tarde, crepúsculo, noche. Penumbra, oscuridad, pasos,
silencio...
Preciosa tu descripción, las fotos...Venecia es así.
ResponderEliminarMe alegra que tú también la veas como algo único e intemporal
EliminarMartín, una preciosa descripción de la incomparable Venecia, !como hemos disfrutado con nuestros queridos amigos italianos,! ha sido como un sueño.Pero no ha sido un sueño, ha sido una realidad.lCharo
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EliminarSueño y realidad se confunden en esa increíble ciudad y, más aún, cuando te acompañan personas tan maravillosas como estos amigos italianos que, a pesar de ser recién conocidos, son ya tan queridos.
EliminarY además de todo eso que tú tan bien expresas, este viaje a Venecia ha sido: ilusión, inquietud, sorpresa, encuentros, amistad, ternura, paciencia, cansancio, resistencia, momentos compartidos, brindis, risas...familia.
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EliminarY además, sobre todo, compartido. Para mí, el hecho de compartir todo lo que apuntas le da una nueva dimensión, mágica y creativa, que engrandece cada una de los momentos y sensaciones vividas.
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ResponderEliminar¡Que bello Martín... y cuánta sabiduría y trabajo humanos y naturales! Se me olvidaba decir que no he estado allí... pero cómo se huele a través de cosas como estas, documentales, películas, etc.
ResponderEliminarVenecia te atrapa de manera inevitable y absoluta. En ella siento como si sus aguas y piedras me aportaran algo básico y primigenio, y que yo, aunque pueda parecer estrambótico, también dejo algo de mí en ellas. Eso es para mí su mágica eternidad.
EliminarVaya contraste: frente a la paz, que incita a la reflexión serena, de tu anterior entrada, nos ofreces ahora una bella y sugerente interpretación del mundo veneciano que nos invita a sumergirnos en él para paladear esas experiencias tan intensamente vividas.
ResponderEliminarVenecia es así, no te deja indiferente. Es imposible pasear por sus calles y plazas, atravesar sus puentes y navegar en sus canales sin sentirse arrastrado por el torbellino del tiempo, de la historia, la sensualidad y el misterio
EliminarMuy bonitas las fotos, muy bonita la ciudad...y estoy contigo: la ciudad te atrapa (aunque a veces no huela demasiado bien). Ana Vega
ResponderEliminarSin duda alguna yo he tenido suerte pues las veces que he estado el olor era como el de cualquier ciudad costera. Y desde luego, en lo demás es única y no se parece a ninguna
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